Es muy peligroso cuando un personaje de la política dice algo que debería ser una broma o debería ser considerada un sarcasmo, pero que en realidad pretende que sea tomada en serio, ya que lo anterior demerita su capacidad de interlocución, su imagen, su probidad y, sobre todo, el respeto que merece de la ciudadanía.
Como ejemplo del uso del sarcasmo, tenemos el caso del Presidente Mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien sabe hacer uso de dicho recurso retórico para sacar de quicio a sus contrincantes, como pudimos ver recientemente, cuando en su conferencia mañanera, invocó al fantasma del cantante tabasqueño Chicoché, como respuesta a las amenazas marcianas de los gobiernos canadiense y estadounidense.
No obstante, tenemos el otro lado de la moneda en el presidente español Pedro Sánchez, quien ante la subida de los costos de la energía en el país que gobierna, ha sugerido que una buena medida, es dejar de usar corbata. Sí, dejar de usar corbata. ¿Es una broma? quien sabe, ¿es sarcasmo? sólo él lo capta, ¿es verdad? Qué Dios libre al pueblo español de tales «iniciativas».
El argumento detrás de la suspensión del uso de la corbata, radica en que la corbata restringe el acceso de aire al resto del cuerpo, por la parte del cuello, y sin corbata todos los españoles estarán más frescos y dejarán de usar el aíre acondicionado, en medio de las terribles olas de calor que azotan Europa en general y a España en particular.
Lo anterior podría ser considerado como medianamente bueno, de no ser porque existen medidas mejores que podrían comenzar con dejar de usar no sólo la corbata, sino también el saco, la camisa de manga larga, los pantalones largos, hasta simplemente andar desnudos y listo. Porque desnudos el aíre del universo envolverá y mantendrá frescos los cuerpos de toda España, ¿por qué limitarse sólo al uso de la corbata? La medida, si pretendió ser considerada como «inteligente» es de tan poco alcance, que es mediocre.
Si estás son las ideas de Sánchez, el pueblo de España no debería extrañarse que, ante la subida de los precios de los alimentos, el gobierno les indique que deben comer cada tercer día o que para ahorrar aún más energía, deben levantarse más temprano para ir caminando al trabajo, o, mejor aún, iniciar las jornadas de trabajo desde las 6 de la mañana y parar toda actividad a las 7 de la tarde, para aprovechar al máximo la luz del sol y, ahí sí, ahorrar energía.
Lo que sí es verdad, es que la actuación de Sánchez es vergonzosa, para él, para su gobierno, para España y para Europa, porque adoptando el discurso dictado desde Estados Unidos o desde el seno de la Unión Europea, lo único que hace es vulnerar el derecho a condiciones de vida dignas para millones de españoles que no terminan de ver, en sus bolsillos, en sus refrigerados y en sus trabajos, los beneficios de la integración europea, o la cristalización del supuesto estado de democracia plena y primer mundo que tanto cacaraquean desde La Moncloa.
Fuente: Twitter
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